El otro día vi
Crash. Si, aún no había visto la ganadora del Oscar a Mejor Película del 2006. Y después de verla, puedo decir, sin duda, que no haberla visto antes es un motivo de vergüenza. Es merecedora del Oscar.Sin embargo, no voy a hablar hoy de las virtudes de dicha película, si no entrare en el segundo capítulo de
BLOGS, desentrañando una de las utilidades más recalcitrantes de estos diarios de navegantes, a traves de uno de los dialogos de esta genial película:
"Creemos saber quienes somos. No tenemos ni idea." "Es la sensación de contacto... en cualquier ciudad por la que camines, ¿comprendes?, pasas muy cerca de la gente y esta tropieza contigo. En Los Angeles nadie te toca. Estamos siempre tras este metal y cristal y añoramos tanto ese contacto que chocamos contra otros sólo para poder sentir algo."
Bien,
cambiemos Los Angeles por Internet. ¿No es curioso el paralelismo? En la vida real nos tenemos que enfrentar a la vida, a la gente que nos rodea, sin ningún tipo de protección. Sin embargo, Internet funciona, a la vez, como escudo y espada de cualquiera, sea justa o no su lucha. Estamos tan alejados del resto de internautas que todo se maxifica, usando la red y sus herramientas como protección contra el resto. El problema es mayor cuando la persona que usa esas herramientas es alguien que tiene más miedo a la vida de lo que le gustaría confesar.
El rumor, el insulto, la mentira... Son tan faciles de mantener en este puñado de Bytes... Todos conocemos un blog de un amigo, conocido o enemigo que, amparado en la protección de su pantalla, ataca sin cuartel a los que le hacen daño en la vida real o en el propio Internet. Sin embargo, pedir la valentia de enfrentarse a los miedos en la vida real, en la sociedad actual, parece una simple y llana estupidez. ¿Para que vamos a arriesgarnos a perder nuestro bonito castillo de naipes con el que nos protegemos, llamado en muchos casos Blog? Pero, el miedo que nos lleva a resguardarnos y atacar desde la retaguardia, en bastantes ocasiones, nos crea el vacio suficiente como para hacernos pensar si lo que estamos haciendo vale realmente la pena.
No se, quizás suene idilico, pero creo que lo que Paul Haggis transmitió con ese dialogo a traves de los labios de Don Cheadle es equiparable a todas la relaciones humanas, no sólo en Los Angeles, si no en muchos lugares de este S. XXI.
"
Estamos siempre tras este metal y cristal y añoramos tanto ese contacto que chocamos contra otros sólo para poder sentir algo."
Hace que pensar, bloggers...