viernes, 28 de marzo de 2008

No hay Soledad en Ningún Lado

El otro día, tras una larga reunión, decidí escaparme y cenar sólo en un restaurante del centro de Madrid. Una escapada solitaria para relajarse y pensar. Si, algunos de mis amigos dicen que soy un j*dido gafapasta sibarita, pero no cambiaría esos momentos de soledad por nada del mundo.

El caso es que, tras esperar 15 minutos para entrar, con la lógica impaciencia acompañando la espera, me colocan en una mesa, al lado de una pareja... en la que, tenía la extraña sensación de que le conocía a él. El haber estado en tantos salones y eventos hace que mucha gente te conozca pero tu no conozcas a toda esa gente, lo que se convierte en un sin vivir en ciertas ocasiones, como esta. No es que estuviera seguro que lo conocía, que eso hubiera facilitado las cosas, saludándolo tranquilamente y listo; es que no estaba seguro ni de quien era.

No es la primera vez que, cuando tienes que hablar con alguien que no tienes claro quien demonios es, la persona en cuestión se ofende al verse demostrado que no tienes ni idea de lo que te esta hablando. Las dotes de interpretación más grandes las tenemos los Relaciones Públicas.

Si lo juntamos con que no tenía ganas de hablar con NADIE, el resultado es que la intención inicial de relajarse y pensar se j*de automáticamente.

Algunos diréis "pues haberle saludado y a ver que pasaba". Si, la educación es lo primero, pero para hacer ciertas cosas, tienes que tener ganas, si no, se nota claramente que lo estas haciendo, cuanto menos, obligado, lo cual me parece más ofensivo hacia la otra persona que otra cosa. Aunque eso choca con que, si me conocía y, al no haberle saludado, pensará que soy un borde...

La vida es muy complicada y mi cabeza más. Tengo ganas de ser multimillonario para poder siempre pedir en los restaurantes mesas reservadas alejadas de todo el mundo. Sería una gozada...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Esos momentos simplemente no tienen precio, hay ocasiones donde tienes que dedicarte un poco de tiempo a tí mismo y simplemente dejarte llevar.